VANG #1. Azar, Escucha – Chefa Alonso, Haize Lizarazu, Núria Andorrà

El miércoles 24 de octubre. (19:30, entrada libre), Chefa Alonso (saxo y kechapi), Haize Lizarazu (piano) y Núria Andorrà (percusión) inauguran esta nueva temporada con una propuesta que parte de la improvisación libre.
Sobre ello hemos conversado con ellas en la siguiente entrevista que compartimos:

VANG: Si bien a la hora de hablar de improvisación libre nos referiremos a una serie de prácticas sonoras que surgen en los años 60 derivadas del free jazz y la música contemporánea académica ¿Podemos entender en la actualidad la improvisación libre como un género que posee unas características determinadas? ¿Existe un “lenguaje” de la improvisación libre?

Chefa Alonso: Yo creo que la improvisación libre, más que un género, es una manera de entender la música y su forma de crearla en colectivo. Las características que tiene vienen determinadas por un comportamiento igualitario en la toma de decisiones y de respeto por el otro. La improvisación libre se reconoce más por el comportamiento de l@s músic@s que la practican (que se deben ajustar a las exigencias de la interacción con los demás y dar sentido y continuidad a la experiencia artística) que por los resultados musicales que se pueden asociar a la música contemporánea, académica o no, al free jazz y a las músicas de vanguardia.

Núria Andorrà: Desde mi experiencia, podríamos considerar la improvisación libre como un genero musical, sobre todo si tenemos en cuenta su manera de crear; es aquel que se articula desde el presente y el ahora y que utiliza procesos generadores de creación basados en la toma de decisiones a tiempo real, en la reacción instantánea y en la escucha. Tal y como vivo yo la improvisación en mi vida profesional podemos hablar de la existencia de un lenguaje común: aquel que comparte cada individuo partiendo de la investigación instrumental y el intercambio de conocimientos.

Este lenguaje proviene del legado de nuestros antecesores musicales. La propia curiosidad y experiencia personal en conocer distintas músicas y la búsqueda de una personalidad propia configura el lenguaje que utilizamos para comunicarnos con otros artistas sobre el escenario y con el público en tiempo real.

Haize Lizarazu: Creo que una de las realidades de esta época en la que vivimos, artísticamente hablando, es la multiplicidad de estilos, contenidos y maneras de hacer/entender la creación. Diría que la improvisación libre más que genero es disciplina, igual que lo es la composición o la interpretación musical, pero con resultados y -sobre todo-procesos de desarrollo distintos a estos. Es difícil hablar de un lenguaje o características concretas cuando en su naturaleza reside la pluralidad de estos conceptos.

 

Solo. Chefa Alonso. Mexico, 2013.

 

VANG: Una de esas características podría ser la exploración de nuevos territorios sonoros; en ese sentido ¿Los límites de vuestro instrumento son los límites de vuestro lenguaje? ¿Cada instrumento posee un idioma propio?

C.A.: Si estamos en la improvisación libre es también por y para intentar romper los límites de nuestros instrumentos, exprimirlos, ir más allá. En mi caso, que además del saxo soprano toco diferentes sets de percusiones y un kechapi (instrumento de cuerda de Indonesia), busco poder expresar mi mundo sonoro, lo que soy capaz de imaginar, en diálogo con otros músicos o artistas improvisadores (bailarines, poetas) y, a su vez, mi imaginación me lleva a buscar y encontrar nuevos instrumentos que me cautivan. Cada uno de ellos tiene su propia personalidad que hay que encontrar, conocer y afinarse con ella. Para mí el saxo soprano – zumbidos, lengua de insectos, pájaros excitándose con la llegada de la madrugada- representa el aliento y la soledad; el kechapi -acentos y alaridos en las cuerdas, sonidos a metales desperdigados – representa el baile y la tribu.

N.A: La palabra libre te transporta a actuar libremente dentro de la acción musical; un instrumento puede tener infinitos sonidos e infinitas funciones dentro de la música que se está creando. La exploración de nuevos territorios sonoros alimenta la motivación del improvisador y lo lleva a superar los límites del propio instrumento para convertirlo en un instrumento no catalogado. De esta forma, el roll de cada instrumentista deja de ser el que la tradición, tanto clásica y contemporánea como de jazz y música moderna, nos ha atribuido.

H.L.: Es cierto que la búsqueda de nuevas sonoridades, de la originalidad, es uno de los parámetros analizables en la creación actual (y ampliamente aceptado como una de las «varas de medir» en lo referente a la calidad o trascendencia de la obra). En ese aspecto, el instrumento se convierte en herramienta en dicha búsqueda. En ese proceso lo realmente importante reside en la escucha, en la manera en la que percibimos esos sonidos y se transforman en un nuevo territorio sonoro. El instrumento no posee un idioma  per se, si no que es el intérprete/autor quien posee un bagaje idiomático. Dependiendo de dónde venga el músico, podrá tener ciertas gestualidades identificables con un grupo/género concreto (como los provenientes de la música clásica/contemporánea, formados en una institución que estandariza el lenguaje gestual para conseguir resultados sonoros concretos). Los límites pues, en caso de existir, estarían ligados al factor humano, no al instrumento.

 

KEY CLICK – a (no) piano concert – Haize Lizarazu. EMA Festival 2016.

 

VANG: Vuestro trabajo se sustenta en la escucha como herramienta de creación e interacción con otros músicos. En la sociedad occidental actual, en la que estamos continuamente expuestos a estímulos sonoros y al “ruido” mediático ¿“escuchar” se ha convertido en una forma de rebelión y/o resistencia?

C.A.: La escucha es el primer paso del reconocimiento y respeto por el otro. Efectivamente escuchar, en el día de hoy, es una forma de rebeldía y reunirse para hacer música en colectivo, una manera de resistirse a un mundo que quiere olvidar al ser humano, esclavizarlo y utilizarlo sólo como medio de producción.

N.A.: Desde mi punto de vista, vivimos en una sociedad que se encuentra cada vez más desconectada. Paradójicamente en la sociedad de las redes sociales cada vez estamos más saturados y desconectados de la realidad y del presente. Para mi, la escucha es el medio por el que me conecto y vivo mi vida: escucharme a mi misma, a la gente que tengo a mi lado. Eso es lo que hace que pueda comunicarme de manera real.

H.L.: Me gustaría pensar que es así. Como bien indicas, nuestra sociedad está «bombardeada» sonora y visualmente. Colapsan nuestros sentidos para que no podamos pensar con claridad. Sin embargo, creo que ese colapso pasa porque se «oye» ese ruido. No se «escucha». La escucha requiere un tiempo de reflexión para poder llegar a otros lugares y sacar conclusiones. Requiere esfuerzo y requiere silencio. Todo ello muy complicado de conseguir en este entorno sobre estimulado. Por lo tanto, sí, pararnos a escuchar puede representar una forma personal de resistencia frente al incesante bullicio.

Núria Andorrà & Pablo Rega. SODA ACÚSTIC

 

VANG: Jean-Luc Godard dijo lo siguiente: “De lo que se trata no es de dónde tomas las cosas, sino a dónde las llevas” ¿es posible ser original en 2018? ¿cuáles son vuestras principales influencias?

C.A.: Yo no comparto la preocupación de tener que ser original; confío más bien en mi singularidad y la de los demás. Cada individuo es un mundo y resulta irrepetible. Me preocupa más que lo que haga (me) resulte o no interesante y consiga una buena comunicación con el público. Mis búsquedas responden siempre a necesidades personales de expresión, no a una conquista de la originalidad.

Mis principales influencias en el mundo de la improvisación y el free jazz son: Peter Kowald, Vanessa Mackness, Lol Coxhill, Maggie Nicols, Art Ensemble of Chicago, Sun Ra Orchestra, Carla Bley, Steve Lacy, Irene Schweizer, entre otras y otros.

N.A.: De la cita de Godard entiendo que no es tan importante el qué, sino el cómo. Cómo utilizas un sonido y cómo le das profundidad al material para llegar a niveles de comunicación e interacción sonora con el espacio, el tiempo, los músicos y el público.

Mis principales influencias provienen de los compositores que abordé durante mis estudios de especialización en música contemporánea como son H. Lachenmann, I. Xenakis, K. Stockhausen y  los músicos con los que he trabajado durante mi trayectoria profesional: H. Parra, C. Santos, A. Fernández, Le Quan Ninh entre otros. Y… todas mis experiencias en general.

H.L.: Concuerdo con la cita de Godard. La dictadura de crear algo original constantemente puede resultar muy tóxica para el artista. Además, habría que preguntarse de dónde viene realmente esa necesidad de ser original, si de uno mismo, o del entorno y mercado que nos rodea.  Resignificar o descontextualizar algo preexistente puede resultar igualmente rompedor o novedoso que «inventar» algo que no existiera. Algo nuevo y original no es nada, si no dice algo. Y de igual manera, se puede decir mucho con la que ya existe.

Debido a mi educación musical, mis influencias musicales parten más de compositores contemporáneos, más que de otros improvisadores (aunque si tuviera que dar un nombre, considero que Fred Frith ha supuesto un punto de inflexión en mi visión sobre la improvisación libre). Las sonoridades y maneras de tratar el piano que algunos autores han conseguido forman parte de mi imaginario sonoro y creo que es ese imaginario el que aparece cuando toco.

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